Además de ayudarnos a serenarnos, propiciar el buen descanso y facilitar el bienestar general en nuestra vida, la lavanda crece de manera rápida y es muy fácil de reproducir.

Ya sea que la elijas para decorar tu jardín o bien, para cosechar sus flores para futuras infusiones, cremas o jabones, te contamos algunos trucos para reproducirla en pocos pasos y en cualquier momento del año.

La lavanda es una planta aromática endémica de la región mediterránea que crece en prados secos y malezas. En nuestro país contamos con cinco tipos de lavanda silvestre diferentes, y al menos a tres de estas especies se le atribuyen efectos medicinales.

Su nombre procede del latín lavandere, en alusión a sus propiedades depurativas. La más usada por los herbolarios, sobre todo contra el insomnio y contra el vientre hinchado, es la lavanda oficinal o espliego (Lavandula angustifolia officinalis), una mata leñosa de hojas alargadas y estrechas, grisáceas y muy olorosas.

Cómo reproducir la lavanda

La planta de lavanda suele reproducirse a través de semillas. Es un proceso sencillo pero que lleva mucho tiempo hasta que la planta pueda germinar.

Por eso un truco rápido que suelen implementar los jardineros para poder reproducir la planta de lavanda es a través del enraizamiento en agua.

Es un proceso simple y efectivo que permite a los esquejes de lavanda formar raíces para poder ser trasplantadas a la tierra. Es importante tener en cuenta que la mejor época de plantar las lavandas es cuando hay temperaturas templadas, en inicios de otoño y primavera.

Cuáles son las propiedades de la lavanda

- Tienen un efecto sedante, ya que reduce los nervios, la ansiedad y la tensión arterial. Puede ingerirse en infusiones o con uso externo con cremas o esencias aromáticas.

- Puede funcionar como antiespasmódica o tener propiedades analgésicas.

- Es una planta digestiva y carminativa, se puede consumir en infusiones o tintura.

- Es antiinflamatoria y antiséptica.

Cuáles son los cuatro usos mágicos de la lavanda

Bolsitas de flores secas:

Uno de los usos más comunes de la lavanda es armar bolsitas de tela con flores secas. Al colocarlos en un bolsillo o tu cartera y sentir su aroma durante el día traerá calma y armonía pero además es un excelente protector contra los malos tratos o las energías bajas.

Si la colocás debajo de tu almohada es excelente para conciliar un mejor sueño, previene el insomnio, calma los nervios y atenúa los ataques de pánico.

Aceite:

Un uso muy placentero de la planta de lavanda es en aceite esencial, ya sea casero o comprado, de cualquier manera al usarlo en masajes es relajante, analgésico y antiespasmódico. Los masajes en el cuello y los pies te servirá para bajar la ansiedad y conciliar mejor el sueño. Pero al usarlo de esta manera por la mañana te ayudará a afrontar tu día con más equilibrio, armonía y asertividad en la comunicación con los demás.

Infusiones:

Las infusiones de lavanda son excelentes para tratar problemas digestivos y dolores estomacales o menstruales. Tomándolo por la noche conseguirás un sueño profundo, sin pesadillas y más relajado. Recordá siempre consultar con tu médico por contraindicaciones.

Sahumerios y ramitos:

Excelentes para la protección del hogar y purificar energías. Sahumá tu casa con lavanda para transmutar las bajas energías y armonizar los ambientes. Para proteger tu hogar y atraer prosperidad, colgá del lado de adentro de la puerta de entrada un ramito de flores de lavanda.